miércoles, 5 de abril de 2017

La trampa del significante lacaniano

Jacques Lacan (1901-1981)


Un niño con síndrome de Down juega con pompas de jabón.




Para Jacques Lacan el oscurantismo que mora en nuestros inconsciente está organizado como un lenguaje, la manipulación del hombre pretende codificar algo tan misterioso y complejo que es imposible de estructurar, pero con ello, el Sistema logra clasificar y domeñar al pueblo aborregado. 


Lacan considera que los seres humanos somos significantes para otros significantes aunque la posición de dominio que éste ocupa en la escala social determina su valor, así como el precio tangible de cada cosa: principio rector del valor sistémico que pretende catalogar a todos los hombres y mujeres inmersos en una trama social.

Así, lo más curioso de Lacan, es que detalla que toda persona consigue expresar y sentir un sentimiento cuando aprende el significante para nombrar dicho sentimiento. Por lo tanto, una persona que no halla un significante asignado, no puede, hasta que conoce a éste, poder experimentar esa sensación. Una persona cuando conoce el significante "dolor" sabe lo que el dolor es; una persona ama únicamente cuando conoce el vocablo "amor". Esta teoría que, ni mucho menos, es inocua, representa un totalitarismo atroz. 

Debemos tener en cuenta, que el lenguaje es un instrumento del Sistema. Las palabras son armas que el Sistema utiliza para esclavizarnos. El lenguaje no es más que una herramienta, que muy superficialmente, puede definir parte de nuestras emociones. El lenguaje es la bandera del estado para domeñar nuestro inconsciente. Sirve para exprimir nuestra liberación mental hasta someternos, como prisioneros de un microcosmos, que los seres del Alto Poder encierran bajo una serie de términos que ellos "paren". Aquél que ose a crear un vocablo no reconocido puede introducir un neologismo desde el "yo artista" o ser un psicótico que danza en baldosas de esquizofrenia, según interese al Sistema.

¿Pero cómo es posible que yo necesite una palabra para experimentar o comprobar un sentimiento? Es algo absurdo pero, muy perspicaz, para los intereses de los dueños del mundo. "Tejer" y "crujir" se escriben con "j" porque son excepciones que el Sistema crea para tiranizar a la mayoría con sus arbitrios: quien no conozca la regla es un burro, y por tanto, un ciudadano de segunda, pero, ¿necesito yo un vocablo para sentir el dolor o el placer más intenso? ¿Cómo podría explicar el goce sexual a través de las palabras? Me parece algo tan celestial que se escapa de un utensilio tan vulgar como es el lenguaje.

Lacan sirve al Sistema que le entrona y crea una teoría excéntrica pero ingeniosa, que va siempre, bajo las órdenes del Imperio.

En el caso de los niños con síndrome de Down, observamos una belleza espiritual y un amor de valor incalculable. A pesar de que son personas que les cuesta expresarse con significantes, de hecho, muchos significantes los desconocen, su valor emocional es impresionante. Entonces, según la teoría lacaniana, establezco la siguiente pregunta: ¿Un niño con síndrome de Down que no conoce el significante no puede sentir el amor, la felicidad, el cariño, el miedo, la angustia...? Es absurdo. De hecho, estos niños son más empáticos que la inmensa mayoría, sienten más aunque carezcan de los significantes determinados para expresar las emociones.

El grito de un bebé al nacer es un rugido coloreado por el miedo pero no tiene intención de ser un lenguaje. Una erección es un acto involuntario que no indica muchas veces una intención lingüística. Los tornados son sólo el viento agresivo que se mueve en muchas direcciones, es un fenómeno físico, que después, posteriormente, ha sido definido como "tornado", dando una explicación de este prodigio de la naturaleza. Definimos cosas con significantes pero esas palabras a penas pueden definir nuestro caos yoico, nuestra soledad, nuestra infelicidad, nuestra amargura. Las niñas violadas en las guerras de ayer y hoy son, en muchas ocasiones, iletradas, que no conocen significante alguno y no por ello, no han sentido el arrollamiento inhumano que han sufrido.

Los niños con síndrome de Down reverberan el error de Lacan y de los lacanianos, pero encomia, a los títeres del Sistema que desde la payasada endogámica pontifican que aquéllos que desconocen los significantes son esclavos sin alma; que sin significante no hay sentimiento. Y por tanto, el significante, que es lo único que subyuga al humano libre, y que es la ametralladora que acoraza al espíritu bajo las leyes del Sistema, es la única veracidad ontológica que describe la unicidad del sujeto.

De ninguna manera: Lacanianos, los niños con síndrome de Down sienten más que 1.000 eruditos con 7 millones de significantes. Pero, por algo será que las personas más malvadas son aquéllas que se adueñan de los significantes aplicados en sociedad, mientras que las más bellas, como los niños con síndrome de Down, son las que menos los conocen. 

Esta teoría lacaniana estigmatiza a los sujetos más débiles mientras que refracta una barrabasada descomunal: frente a un político demagogo que inocula y expectora significantes que ni siente en su hipocresía referencial, hay un ser con síndrome de Down disfrutando del aleteo de las pompas de jabón que abrazan al viento, sintiendo felicidad y expresando amor, aunque, no conozca los significantes "felicidad" y "amor".

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