Livia Soprano en "The Sopranos". Ella es la nihilista que ha domeñado a su yo oscuro del inconsciente.
Livia Soprano es de esas mujeres singulares que portan un nihilismo activo perfecto. Ella fue la mujer de Johnny Soprano, el padre de Tony Soprano, jefe de la mafia italoamericana de Nueva Jersey (Estados Unidos).
Su poder no nace en su sentencia locutiva sino en su proverbio ilocutivo, en el que florece una sugerencia inconsciente que se camufla en forma de orden.
Livia no era la mujer subordinada de un mafioso con mucho poder sino que dirigía su matrimonio y controlaba a Johnny en todos sus actos hasta su muerte. Cuando se vuelve anciana pretende ejercer esa dominación sobre su hijo Tony, que ha heredado el clan hamposo de su padre.
Así, en la determinación de Tony de enviar a su madre a un geriátrico, que es en verdad una residencia de ancianos de máxima categoría, decidiendo después, la venta de su casa, ella no duda en tomar represalias al respecto, y lo que dilucida, es que su hijo debe morir. Para ello, seduce a Junior Soprano, el hermano de su esposo fallecido, que ostenta un poder equivalente al de su hijo Tony, con quien está enemistado por riñas de supremacía y dinero.
Es Livia, quien había seducido a Junior Soprano, previamente, para que subiera los impuestos del viejo Hesh, el consejero judío al que conocía de los viejos tiempos y que no le caía bien por su condición de judío, del mismo modo que, pergeña el asesinato del matón asociado Brendan Filone, por robar uno de los camiones usureros de Junior junto a Chris Moltisanti.
Filone es un matón íntimo amigo de Christopher Moltisanti pero su filiación con la mafia, no tiene rango de sangre y termina con una bala en un ojo. Sin embargo, Moltisanti es el protegido de Tony Soprano por su calidad de sobrino, y es secuestrado por dos matones de Junior, siguiendo la idea que desde el subconsciente le apuntaló Livia. Los esbirros le amenazaron con matarle pero sin consumar la acción, por su condición de linaje, pero sí, recibe un aviso de muerte, en una advertencia que le provoca una orinada en sus pantalones, con el sumatorio, de un suplicar por su vida, que le equipara al animal débil que besuquea en decadencia absoluta la miserable compasión, y ello, notifica el poder de Junior bajo las directrices de inconsciente de Livia.
Por ello, Livia seduce a Junior, y además de contarle que su hijo Tony va a un psquiatra, le comunica que los capitanes tienen a sus madres en su residencia para conspirar contra él, y Junior, un juguete en las garras intelectivas de Livia decide asesinar a Tony por medio de dos mercernarios afroamericanos que fracasan en su intento, lo que provoca la venganza de Tony que arrasa con toda la élite de su tío. Ya antes, Livia había declarado a Artie Bucco que su hijo incendió su local, y éste, apuntó con un arma a su amigo de la infancia pero sin tener el valor de apretar el gatillo, marchándose entre lágrimas con el sentimiento de culpa del débil nietzscheano.
Tony Soprano se niega a aceptar que su madre quería asesinarle hasta que unas grabaciones del FBI destapan las conversaciones entre su madre y su tío, y él, regado por la rabia se dirige al hospital con el fin de ahogarla con una almohada hasta que le notifican que su madre ha sufrido un infarto. Tony la increpa y le informa a Livia que Junior está en la cárcel, pero ella lejos de acobardarse se ríe, y su hijo, enojado, grita este hecho ante los guardias que le retienen.
Livia Soprano es el ejemplo nihilista más consumado, no teme a ningún ser humano ni a la muerte, y si Junior hubiese sido un eficiente soldado habría acabado con Tony, alcanzando el máximo poder como brazo militar, con el liderazgo de Livia en la sombra, quien desde el inconsciente, habría desplegado la sesera.
En el pasado, Livia ya nos demostró que no es sólo una inteligencia portentosa, sino también, una hembra de pura pulsión, del semblante más irracional, cuando, en un episodio, ante los incordios de su hijo de 11 años, le amenazó con clavarle un tenedor de dos puntas en el ojo.
Asimismo, ante la visita de Anthony Soprano, su nieto, ésta le anuncia que en la vida no hay que esperar felicidad, que no eres especial, que sólo eres número y que las personas que te aman en un corto estado de tiempo acabarán decepcionándote. Livia viene a notificar en lo perlocutivo del espectador que "la esperanza ha muerto".
La oscuridad de su persona está presente en todas sus intervenciones y guiños corporales. Tony busca el amor de la madre y le regala flores pero ella las disuade expresando que no ha muerto aunque algunos así lo deseen. Su hijo contrata a una cuidadora para ella pero la trata de forma tan denigrante que acaba marchándose irritada, y luego comenta que uno no puede fiarse de los negros porque a saber si van por una senda pecaminosa.
Livia es definida en la serie como una mujer que no siente amor por nadie sino sólo por ella misma, siempre se muestre implacable y rígida, no cede ante nadie: ni ante un mafioso con el rango de capitán, Larry Barese, al que le dice en la boda de su hija si continúa con sus infidelidades; ni ante otro de gran rango, Richie Aprile, que trata de enamorar a su hija Janice, a quien definió como "chulo", ni ante un policía al que manda callar en casa de su hijo Tony, cuando en estado de cierta demencia, merodea por la casa de su hijo, desorientada, y confunde a su nieta Meadow con una familiar a quien llama "fazia bruta".
Livia no tiene estructuras ni valores supremos. Sabe que todo es una gran nada, que lo que llamamos mundo carece de sentido. Ella impone su ley, y a pesar de su vejez motoriza sus pretensiones desde el inconsciente para manipular la mente de los que le rodean. De hecho, cuando descubre que el atentado contra su hijo fracasa finge estar demente para que así no puedan acusarla de nada, confundiendo otra vez a su nieta Meadow con otra persona. Es precisamente, con su nieta, con quien muestra su lado más afable, cuando le transmite calor humano ante sus dudas en la elección de universidad.
Livia nunca fue cariñosa, es una persona calificada por Carmela, la mujer de Tony, como "disfuncional", en la velada que Janice organiza en honor a su madre en el salón de la casa de su hermano. Melfi le asegura a Tony que su madre quería matarle a través de un sueño en que el mafioso recrea una imagen en la que un pato castra su pene, y asevera, que su madre es incapaz de tener amor por ninguna persona.
La madre superiora de la mafia es amoral, tiene la existencia relativizada y no conoce metáfora o mediación alguna a la hora de destripar la crudeza de la vida con todas sus amarguras y sufrimientos. Pretende hacer creer a Tony que no es capaz de hallar nada bueno al estar encerrada en una esfera nihilista-pasiva, que ha subyugado toda su vitalidad en el cenagal más pegajoso, donde ni los tanques pueden danzar su maquinaria. Pero todo es un engaño para focalizar toda la atención hacia su persona.
Lo único claro que tenemos de Livia es que la fuerza de su personaje es una especie en extinción y que los valores activo-pasivo asemejados a masculino-femenino son arbitrarios e ilusorios, parámetros de sociología que circulan en oposición a la biología, y sobre todo, a la pureza espiritual de las personas humanas.
Livia Soprano es la expresión del poder de la nada, de la grandeza que el humano obtiene cuando todos sus principios han sido transvalorados, y toda creencia ha sido llevada hacia la hoguera, y lo real interior, es tan negro que nada puede asustarla. Ella ejerce control sobre su hijo, exprimió a su marido al que manejó como quiso; de la misma forma, que exorcizó con preguntas ilocutivas a Junior con el fin perlocutivo de que éste asesinara a Tony, y dicha operación habría supuesto que Livia se habría convertido en la gran emperatriz de la Familia, habiendo sofocado su ira por la venta de su casa y el traslado al geriátrico por parte de su retoño adiposo llamado Tony.
Livia es la nihilista, es dueña de su yo oscuro del inconsciente, y su capacidad de maniobrar en mentes ajenas posibilita su empuje interior. Finge a la perfección una pena intangible, y un dolor no existente, como una actriz sobrenatural, cuando Junior Soprano le dice que tiene que hacer algo pues Tony y los capitanes crepitan conciliábulos a sus espaldas, pisoteando su autoridad como Jefe de la Familia. Lo que demuestra, que aunque el agente de acción tengo manos de hombre, el cerebro que maquina en la sombra, es femenil.
Livia es la expresión del poder de la matria. Que no ocupes un rango de poder en la mafia como el género masculino no significa que no puedas mover los hilos en la umbría, para deponer los acontecimientos en función a tus intereses, honores o placeres.
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