Tony Soprano en The Sopranos. Tony observa a Chris Moltisanti conversando con Julianna, la mujer con quien no materializó un encuentro sexual que su sobrino Chris sí está manteniendo.
The Sopranos es ante todo una serie que inculca los valores de una sociedad androcentrista como la estadounidense. Sobre todo, si ha de relatar los modos de vivir de unos hombres criados en las usanzas atávicas italoamericanas.
En la sexta y última temporada, Tony conoce a Julianna, una asesora inmobiliaria que acude a Tony, debido a que conoce su potencial económico y de latifundio, para presentarle una oferta por una propiedad que tiene de gran valor.
Así, Tony, en un primer momento, se niega a aceptar la oferta por el precio pero, no duda en galantear a la joven comercial, de mirada ambiciosa, con un discurso barato de que la vida es efímera, y que hay que vivirla en todo su frenesí: un discurso panegírico que lija a la pulsión de ninfomanía, en el contexto de un club de stripers. Ella le disuade, pero después, tiene un encuentro con el líder mafioso en su casa. Tony firma y acepta su oferta, y a continuación, se enrollan de forma animalesca. Sin embargo, Tony la detiene, se la quita de encima y se marcha; y todo, porque se siente culpable: por primera vez, no quiere engañar a su esposa, quien le brindó lealtad en todos sus cuidados cuando estaba en el hospital, en coma, orillando hacia el desierto polar de la muerte.
Más adelante, Tony vuelve a la carga con Julianna con la excusa de comprar una nave, para declarar a la fémina que estaba confuso, (el día que la rechazó), y que quiere follar con ella, pero Julianna le rechaza con vocablos de relámpago, sin dudar un instante, y Tony, se queda solo en su impepinable fracaso.
Un tiempo después, Julianna conoce a Chris en una terapia de drogadictos y ambos se embalan en un romance de fornication aderezado, con el consumo de heroína.
Chris discute con ella pues no sabe si debería mantener relaciones con la comercial, debido a que era una mujer pretendida por Tony, y ello podría minar su ego viril.
En una ocasión, Julianna le dice: "no soy un aparcamiento", y después, Chris la agarra con violencia del pelo y se enrollan. Pero es curioso, que cuando Tony los encuentra a los dos charlando, y le pregunta a Chris si la conoce, quien lo niega, con la mentira de que Julianna es una amiga de un ligue ficiticio de raza africana, que dice tener, para no afirmar que folla con Julianna, Tony responde: "tuve que aparcarla", cuando Chris comenta el acercamiento sexual que hubo entre ambos. Hay una simetría clara que estaba en la mente del guionista: la mujer es un aparcamiento, y el hombre, portador del maximum virilem, aparca a la mujer, como objeto, al estar posicionado en un rango superior.
Asimismo, Moltisanti confiesa su relación con Julianna y Tony finge su indiferencia, pero ante su psiquiatra Melfi confiesa que está jodido, puesto a que decide ser un buen marido y después su sobrino acaba "metiéndole la polla" a la que iba a ser su amante. De hecho, en la celebración de navidad, en casa de Tony Soprano, éste recrimina a Chris que se eche tanto hielo en la copa, como una forma de señalar que se está apropiando de objetos que le pertenecen a él, como gran comandante, como es el caso de Julianna.
Como conclusión, el androcentrismo sombrea a la serie, con la presentación de Julianna, una mujer joven, de actitud ambigua y biología libidinosa, que se funde en un mero cuerpo a colonizar por la mano masculina: por la fuerza de dos hombres criminales que reptan por su ego en busca de una conquista que sólo uno de ellos obtiene. Para los mafiosos italoamericanos la vagina es una raja con forma de parking, y ello es perfecto, para transbordar el ideal androcentrista estadounidense plasmado en la sociología impuesta.
Tony descubre que Chris fornica con Julianna.
Chris confiesa a Tony su relación con Julianna, y éste, finge darle lo mismo.
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