martes, 31 de enero de 2017

Film "Unforgiven" de Clint Eastwood (1992): William Munny, el fuerte nietzscheano

Clint Eastwood es William Munny en Unforgiven, de 1992, el mejor western de la historia. Dirigido y protagonizado por el propio Eastwood. William es un asesino despiadado que sublima su agresividad abandonado la bebida, que vive aislado del mundo social mientras añora a su esposa, aunque había reprimido sus instintos asesinos, sus circunstancias le obligan a volver a matar, con el fin de conseguir dinero y empezar una nueva vida con sus dos hijos.


William Munny fue un asesino borracho que terminó con la vida de muchos inocentes. Victimario de mujeres y niños. Un hombre de una violencia incalculable; es implacable a la hora de ejecutar, no conoce la piedad. Él vive excluido con sus dos hijos: su mujer ha muerto. Cuando The Schofield Kid aterriza en su casa para proponer un trabajo en el que deben asesinar a dos tipos por apalizar a una prostituta en un villorio llamado Big Whiskey, aparte de desfigurar su cara y de hacer cortes en sus senos, por la cantidad de 1.000 dólares, Will rechaza, pero después, al ver que tiene cerdos enfermos en su granja, y que está sin un céntimo, la coyuntura de penuria le obliga a aceptar. Y el viejo decide llamar a su amigo Ned Logan (Morgan Freeman). 

Las prostitutas al presenciar la impunidad que el jefe de la policía, Little Bill (Gene Hackman) aplica contra los verdugos, pues aunque la jefa de las meretrices pide la ahorca para los infractores, el comandante policíaco, le explica, que se trata de unos chicos de buena familia, y que con la entrega de una serie de caballos y de yeguas al dueño del local, el proxeneta, todo quedará zanjado. Es entonces cuando ellas quieren aplicar su propia justicia, contratando a justicieros profesionales poniendo una buena recompensa, como son los 1.000 dólares que ofrecen.



Ned (Morgan Freeman), experto tirador a distancia, no puede consumar la ejecución contra uno de los agresores, y mira, al borde del llanto, a Will (Clint Eastwood), quien agarra el rifle y dispara contra el oponente, acabando con su vida. Primero debes tener el valor de actuar, y después, tratar de ejecutar tu valor. Muchos y muchas no hacen algunas cosas difíciles, pero en verdad, no es que tengan conciencia, sino que lo que no tienen, es coraje; coraje para materializar determinadas acciones.


Ned es atrapado por los hombres de Little Bill, quien le asesta una brutal paliza hasta poner fin a su existencia, cuando éste, fiel a sus principios, se niega a revelar la identidad de su amigo William Munny, y la de su colega caza-recompensas, The Schofield Kid.


Mientras Ned es torturado por Little Bill, Munny y Kid, que no saben lo que le está sucediendo a su amigo, planean el asesinato, junto a la casa donde se refugia el otro agresor. Munny ordena a Kid que se acerque para asesinarlo, cuando el tipejo se dirige al baño, saliendo de la casa donde le protegían los secuaces de Little Bill.


The Schofield Kid, con el temor en las luminarias, dispara contra el agresor con tres disparos. Y junto con Munny, los dos, huyen de la balacera de los guardias de Little Bill. Sin la ayuda de William Munny, que dispara con su rifle contra los hombres del sheriff de Big Whiskey, Kid no habría podido escapar.


William Munny recibe el dinero de la recompensa, 1.000 dólares, en un lugar de las afueras, de la mano, de una de las prostitutas que trabaja en el lupanar de Big Whiskey, pero además, ella le comunica la noticia de que Ned ha muerto, y le relata la forma salvaje en la que fue asesinado. William vuelve a beber güisqui y comienza a desatar su nervio más selvático.


William pide a The Schofield Kid su revólver, quien se lo entrega encantado, aseverando, que jamás querrá volver a matar a nadie, porque él no es el fuerte nietzscheano, no tiene el carácter frío y sin conciencia de Will Munny. Cuando Will arguye que matar otorga el goce de poseer bienes, Kid responde: "Prefiero estar desnudo y ciego que estar muerto", y a esto, William le responde, con una frase antológica: "Tranquilo Kid, no voy a matarte, eres el único amigo que tengo", ante la réplica del joven pistolero, con una mirada severa, que le hace juntar sus cejas.


Este vídeo muestra el sentimiento de culpa de Kid por haber matado a un hombre:





Sin embargo, William Munny es el fuerte; es el hombre, que hermético, refracta la gallardía de quien no abriga clemencia alguna contra los adversarios de la vida; del sujeto viril que no se doblega ante las contrariedades de lo real, y que tampoco se arredra ante el dolor interior o exterior. 

Es Munny, el hombre que alimenta a todas sus partículas sanguinolentas. El ente cruento que aplica su propia justicia con la heroicidad de un hábil pistolero; con un corazón intrépido que, despliega con la furia de su revólver, la mente aplomada del que ejerce su pulsión de agresión con el timbre de todos los colores agresivos. Como explicita Nietzsche en Aurora, en el aforismo 514, titulado: A los más fuertes:


"Espíritus, los más fuertes y orgullosos, no se os pide más que una cosa: no nos impongáis una carga nueva a nosotros, sino aliviadnos de parte de nuestro fardo, puesto que sois los más fuertes. ¡Pero os gusta tanto hacer lo contrario, porque queréis alzar el vuelo! y por eso tenemos que añadir vuestra carga a la nuestra; es decir, tenemos que arrastrarnos".


William Munny no hace lo contrario, sino que impone su gallardía sobre sus enemigos con la locura del fuerte, que ni teme a la muerte ni al dolor. El súperhombre vence al hombre, la mediocridad de los enfermos y los decadentes se desploma, y sólo la voz de la firmeza desprende su humo, con la luz de la voluntad de potencia imponiendo su verdad a las luminarias. Ése es William Munny.

En el Crepúsculo de los Ídolos, Nietzsche, notifica, en su aforismo: El criminal y sus congéneres:


"El tipo del criminal es el tipo del hombre fuerte colocado en condiciones desfavorables, del hombre fuerte enfermo. Necesitaba vivir en una marca salvaje, en una Naturaleza y una forma de vida más libre y más peligrosa, donde subsiste de derecho todo aquello que ante el instinto del hombre fuerte constituye su arma y defensa".

Y añade, en relación a este criminal:

"Sus virtudes  son proscritas por la sociedad y los instintos vivaces que trae al mundo al nacer se confunden en seguida con los actos depresivos, con la sospecha, el miedo, el deshonor. Ved ahí la fórmula de la degeneración fisiológica. El que se ve obligado a hacer a escondidas lo que haría mejor, lo que prefiere, y tiene que hacerlo con precauciones y con astucia, se vuelve anémico, y como sus instintos no le proporcionan más que peligros, persecuciones y catástrofes, su sensibiidad se vuelve  contra sus instintos y se juzga presa de la fatalidad"
"En nuestra sociedad dócil, mediocre, castrada, un hombre que está próximo a la Naturaleza, que viene de la montaña o del mal, degenera fácilmente en criminal. O casi fatalmente, pues hay casos en que un hombre de este género resulta más fuerte que la sociedad". 

William Munny irrumpe en el bar donde sus enemigos planifican cómo capturarle, con el fusil en las manos y la sangre de la muerte ennegreciendo sus fanales. Un hombre que tal y como él mismo indicó, siempre tuvo fortuna, cuando la acción a cometer era la de matar.

William Munny asesina al dueño del bar: un proxeneta execrable que comercia con las vaginas libres. A esta acción, Little Bill responde que es un cobarde por matar a un hombre inerme. Y William contesta...

Que debió haberse armado. Normal, si decoras la entrada de tu bar con el cuerpo extinto de alguien lo lógico es que te armes por lo que pueda pasar. La muerte del tabernero que esclaviza mujeres a su beneficio, es el aullido de la parajusticia que auxilia contra la sinrazón.



Este vídeo ejemplifica el retorno del yo fracasado que se torna fuerte cuando su amigo es vil e injustamente asesinado, bajo torturas maléficas. Un yo que vuelve a prender a su pulsión de matar con la venganza en cada significante y el güisqui en la linfa corinta.




¿Por qué Munny agarra su fusil? Porque su pulsión encañona hacia los asesinos de su amigo inocente. En Crítica de la moral de la decadencia, en el crepúsculo de los ídolos, Nietzsche explica:


"Una moral altruísta, una moral en que se debilita el amor a sí mismo, es, de cualquier manera que se considere, una cosa mala. Esto, siendo verdad respecto de los individuos, lo es ante todo aplicado a los pueblos. Falta lo mejor cuando empieza a echarse de menos el egoísmo. elegir instintivamente lo perjudicial, dejarse seducir por motivos desinteresados,  es casi la fórmula de la decadencia. No mirar por su interés, es, sencillamente, la hoja de parra moral con que se tapa una realidad muy diferente; fisiológicamente quiere decir esto: "No sé donde hallar mi interés. Descomposición de los instintos. Hombre acabado el que se torna altruista".



William Munny responde a la angustia de Little Bill, cuando éste, le dice que no merece la muerte, y menos, de esa forma. Munny, con la frialdad del súperhombre, responde que lo que merecemos en esta vida, lo que añoramos, lo que deseamos, nada tiene que ver con las contradicciones del destino de la propia existencia. Uno puede desear el principio de placer pero la pulsión de muerte puede cegarle; uno anhela riqueza y goce pero, la vida, le golpea con miseria y frustración. Uno quiere vivir, pero el fuerte nietzscheano, puede traerle la muerte.


En el crepúsculo de lo ídolos,en el aforismo: Mi concepto del genio, Nietzsche desarrolla:


"Los grandes hombres son como las grandes épocas, materias explosivas, un largo perenormes acumulaciones de fuerzas. Histórica y fisiológicamente su condición primera es siempre la larga espera de su venida, una preparación, una reconcentración en sí mismo, es decir, que no se haya producido explosión alguna durante un largo período. Cuando la tensión ha llegado a ser muy grande en la masa, la más fortuita irritación basta para llamar a la escena del mundo al genio, para llamarle a la acción y a los grandes destinos. 


Y en este mismo aforismo, detalla:



"Los grandes hombres son necesarios; el tiempo en que aparecen es fortuito. si casi siempre consiguen hacerse los amos, consiste en que son más fuertes, en que representan una acumulación más larga de elementos". 


Si Friedrich Nietzsche hubiera presenciado la balacera de William Munny habría dicho algo parecido a esto (El crepúsculo de los ídolos; Habla el inmoralista):

"No hay cosa más contraria a los gustos del filósofo que el hombre que desea. ¡Cuan admirable le parece el hombre cuando le ve en sus actos y observa en él al más animoso, al más astuto y al más sufrido de los animales, hasta cuando se ve comprometido en los trances más apurados. Pero  el filósofo desprecia al hombre que desea y también lo que puede parecer apetecible y, en general, todo género de deseo, todos los ideales del hombre. El hombre ideal  es contrario a los gustos del filósofo. 


The Schofield Kid llora. El sentimiento de culpa por haber asesinado a un hombre empantana toda su conciencia. Kid confiesa a Will que nunca lo había hecho, y que cuando confesó que había matado a un mexicano era falso, pues sólo le rompió la pierna.



William Munny consuela a Kid, y le dice que eche un trago de güisqui para atenuar su dolor. Y suelta una de las grandes frases de la gran pantalla: "Matar a un hombre es algo muy duro, le quitas todo lo que tiene, y todo lo que podría tener". William Munny es el fuerte nietzscheano: la seguridad, la fuerza,. Es el hombre de acción que no se amilana ante la destrucción y que reflexiona como un filósofo aventajado; sobre todo, cuando afirma que todos nos hemos buscado la muerte.


William Munny también tiene una parte noble. Cuando una de las meretrices le transmite que si quiere un servicio como adelanto de la recompensa, y él se niega, le explica que si no lo acepta no es porque tenga cicatrices en su cara, que ella es una mujer hermosa no como él, y que si quisiera mantener sexo con una mujer la seleccionaría a ella antes que a las otras, sus compañeras de gremio, pero que no lo hace por respeto a su esposa, lo que conmueve a la trabajadora sexual.


La película, en su final, no oculta los valores patrióticos estadounidenses, cuando William Munny, con la severidad del hombre-héroe plasma el yo ideal del hombre fuerte, el proclamado por Nietzsche en el siglo XIX. Cuando notifica que si vuelven a pegar a una prostituta volverá, y los matará a todos, terminando con un "hijos de perra". Una declamación con la bandera de Estados Unidos al fondo, que no está colocada de manera casual. Y al final, cabalga solitario ante una tormenta feroz que no arruga ni una célula de su cuerpo: es la lluvia de la justicia del hombre-deidad, que ha puesto sensatez, en el pueblo donde reinaba la corrupción.

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